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martes, 28 de octubre de 2008

Carta a una hija resucitada


Carta a una hija resucitada

Querida y resucitada Irene:

El motivo de la presente es soltar mi herido corazón y agradecerte que decidieras formar parte de mi vida. No pude ver tu nacimiento, estaba dispuesto a entrar a recibirte, pero eran otros tiempos y no lo permitieron en La Paz, me dolió mucho, con tus otros hermanos tuve mucha suerte, me dejaron recibirlos, pero siempre recordaré vuestros primeros momentos de vida, sí, allí estuve yo, han sido uno de los instantes más hermosos de mi vida. Gracias por esos mágicos instantes y gracias por haber elegido a esta humilde personita, no os merezco pero “es lo que hay” y de verdad, hago todo lo posible por enseñaros cosas importantes para ser unas buenas personas en el paso por la vida y me siento orgullosísimo por ver como sois actualmente, os quiero.

Irene tu fuiste la primera, un milagro ver como una personita vino al mundo ¡como te disfrute¡ La vida no va como uno quiere y ya sabes, todo cambió, lo siento mucho, no era mi intención pero ….

Me quedo con los buenos recuerdos de tu sonrisa, de tu carita con el tete, los paseos por el Burgo Centro los dos solitos, tú agarradita a tu Fraguel, ¿creías que me había olvidado? No Irene, tú eres un pedacito de mi dañado corazón y eres parte de mí, siempre lo fuiste.

La vida cambia y tuvimos que dejarnos por las circunstancias, vi que te utilizaban y perdona pero tú no eres ningún objeto, no, eres mi hija. No culpo a nadie, fue el pasado y es lo que sucedió, no a los rencores, no a los odios. Como no me gustó eso decidí no sufrir más y que tu madre disfrutase de ti, debías de morir, sí así de duro, pero en tu tumba grabé “hasta los 18 mi niña”.

Fue una premonición, llegaste a esa edad y me llamaste por teléfono, Irene, lloré de alegría al oír tu voz después de 15 años, sé que a ti te pasó lo mismo, tía eres hija mía, y muchos tics los has heredado de mi, no lo puedes negar. Gracias por haber escogido el corazón para muchas de tus acciones, no te importe que te dañen más de una vez, eres un cielo y hoy que hemos estado charlando he llegado al éxtasis de la relación padre hija, como has cambiado, eres una mujer y muy buena, por cierto. Me alegro de tener una hija como tú. Gracias por tu charla, eres una persona que sabe lo que dice, gracias por tus besos, saben dulces, eres miel, gracias por tus abrazos, me calentaron el corazón, gracias por el paseo agarraditos, hacía tanto que no te sentía tan cerca.

Hija, te pido perdón por no haber podido realizar todo te camino juntos, la puta vida es así, pero esto no es el juicio de Salomón, no te podíamos partir en dos y renuncié a ti por tu madre, se que ella te necesitaba mucho, es por eso que siempre te digo que le ames, que le ayudes y comprendas, pero recuerda, actúa siempre siguiendo tu buena conciencia y a tu corazón, no siempre acertarás, pero es que nadie es perfecto, te lo dice tu padre, rey de la imperfección.

Sin más que agradecerte la vida que me has dado hoy y ponerme a tu disposición siempre y en todo momento, soy tu padre y te amo, tía te quiero una jarta, recuerda que estoy a tu lado y que te aaaamooooooo.

Un besazo y espero te guste esta humilde carta, mi hija resucitada, que un día enterré para que no sufriéramos ninguno de los tres, quizá no acertase o quizá sí, el caso es que estoy orgulloso de ver en que personita te has convertido sin mi ayuda, me hubiese gustado poder haber estado contigo en los momentos que has pasado malos, pero es lo que hay, aunque ya ves, en instantes dolorosos de tu vida acudí a tu llamada y procuré estar a tu lado lo poco que pude o me dejaron las circunstancias, pero allí estuve.

Irene tu padre te idolatra y te quiere un besazo y sigo esperando vernos más a menudo, o vernos los dos aunque no venga menudo.

martes, 21 de octubre de 2008

Pequeñita


Pequeñita

Con dolor, ya harto de sufrir y sin rumbo fijo

Llegué a Paris, porque alguien me lo dijo:

La encontrarás allí, es muy linda, siempre la amarás.

Recorriendo rues y bulevars, a la vuelta de una esquina

Eras tú, me lo dijeron, la encontrarás.

Con gorrita roja, pantalón blanco

Y ese cuerpito tan lindo, tan rico.

Tu mirada como perdida, vista al frente

Se que esperabas que te comprasen,

Es doloroso de ver,

Cualquiera con dinero, te puede poseer.

Me niego a tener que pagarte,

Por ti rompí hasta la luna,

Por ti rompí el escaparate.

Porque no puedo soportar

Que a mi muñequita, la puedan pagar

Tú no eres para cualquiera que te quiera comprar,

A ti Pequeñita te tienen que amar.

viernes, 17 de octubre de 2008

El balcón del Genil


El balcón del Genil

Sigo con la crónica del viaje a Andalucía, pensaréis que soy un poco brasa pero hace mucho tiempo que no disfruto de vacaciones, son las cosas de sacar a una familia adelante y de ser autónomo, pero mejor esto que estar en paro. Por eso es bueno disfrutar de estos pequeños viajes.

Después de recorrer con mi compadre y Mari Granada, mi añorado sueño, ya sabéis que fui un gran sultán hace la torta de años, por eso mi compadre me acercó a reconocer lo que un día fueron mis posesiones, lo que es la vida, antes toda Granada fue mía, lo que no recuerdo bien es si habían puesto ya El Corte Inglés, de verdad perdonarme pero no lo recuerdo.

Otra cosa que me hizo soltarme en lágrimas fue recordar mi harén, sí, a mis quinientas mujeres, que pena con lo que las quería, con lo que les hice el amor, yo era un toro (de cejas para abajo eh, a ver que pensáis) y ahora sin mujer, solo con recuerdos. Mi compadre se dio perfectamente cuenta y quiso aliviarme de mis recuerdos:

-Te voy a aliviar el cuerpo.

– Eh, sin mariconas compadre.

-Que no, te voy a llevar a un restaurante al que algún día volverás con una dulce mujer.

Tiramos para las afueras de Granada y subiendo a un monte, en un sitio precioso llegamos al restaurante El balcón del Genil. Con un portentoso servicio y con unos salones amplios y bien decorados, entré como en otro mundo. Lo mejor son unas amplias cristaleras que dan al monte de enfrente, con casitas dispersas y abajo un vallecito precioso. Había en el local un ambiente romántico, se me caían las lágrimas de ver a mi compadre con su pareja y a la del al lado, ese ambiente obligaba a las carantoñas amorosas entre enamorados. Una buenísima comida regada con su vinito adecuado y después corriendo al hotel para seguir los caprichos de Cupido.

No pude evitarlo, tenía ganas de llorar, como no quería que me viesen les dije que iba a lavarme las manos. Recorriendo un pasillo me di de frente con una preciosa camarera, morenaza andaluza, con la sonrisa más luminosa que en mi vida había visto.

Le sonreí y nuestras miradas se unieron, se acercó a mi oído con una dulce y melosa voz me dijo: -Ven conmigo, tengo un aceite que cura heridas del corazón y tú lo tienes muy deteriorado, lo curas o mueres. Eres demasiado guapo para que el mundo asuma tu pérdida, esto de las especies protegidas es muy importante para el ecosistema.

Entramos en un despacho con una mesa llena de papeles y una preciosa botellita de aceite, era el aceite curacorazones. También había un bonito sofá rojo donde me invitó a precipitarme, con una habilidad insospechada me quitó la camisa, comenzando a extenderme aceite por el pecho, sus caricias me erizaban la piel, del pecho fue la cosa bajando hasta que me hizo estremecer, no lo pude evitar comencé a desnudarla y a besarla, llegué a ver la gloria, bueno y unos bellos y dulces pechos. Ya completamente desnudos, nuestros cuerpos se fundieron en un viaje al interior del amor, ahhhhhhhh, ahhhhhhh, casi muero, hacía tanto tiempo que no llegaba al orégano con una mujer tan bella y tan ardiente. No sé el tiempo que pasamos haciendo el amor, sólo sé que me quedé con los ojos cerrados atrapando el momento, cuando volví a abrirlos me sonreía:

-Sabes quien soy, no me conoces.

- Ah, ya sé, eres tú, pero eras rubia y ahora te teñiste de morena. Tú eres la mujer que en Madrid me llevó al parque e hicimos el amor mientras amanecía, tú eres EL PRESENTE.

-No cariño soy Cari Mama Das, tu compadre me pagó para que te quitase las penas y el desatranco, espero lo hayas pasado bien, te dejo mi tarjeta por si me necesitas otra vez, me has gustado, me has tratado con mucho cariño, he sentido tu ternura, ¡como eres¡ te voy a poner un precio especial.

Con una sonrisa de oreja a oreja volví a la mesa, la verdad solo tomé postre, miré al compadre y nos comprendimos. Compadre, no fue amor pero lo pasé muy bien, tengo que repetir la experiencia con otra mujer, pero con la de mi vida.

Si podéis, ir con vuestra pareja al Balcón del Genil, vais a disfrutar, no como yo porque no creo que tengáis un compadre como el mío, que os pague a una buena profesional para aliviaros las penas. ¡Compadre viva el amor¡

miércoles, 15 de octubre de 2008

¡Compadre viva Jaén¡


¡Compadre, viva Jaén¡

Mi querido compadre, hace más de veinte años que seguimos caminando juntos, hasta que el jodido divorcio nos hizo cambiar de camino, son muchas vivencias, muchas risas, muchas lágrimas, muchas gracias son las que te doy mi querido compadrito. Estuvo siempre a mi lado cuando mi familia me dio de lado, sí cuando formaba mi actual rota familia, era una ilusión ver nacer a mis hijos y como les apadrinaban mi compadre y su mujer Yoli, os amo, de verdad como os agradezco toda vuestra ayuda.

Es de bien nacidos ser agradecidos, yo soy pobre, humilde y trabajador, como mis padres y ese refrán me lo enseñaron ellos, tengo que utilizarlo con mi compadrito y él sabe que se lo merece, muchas veces me ayudo como si no me diera cuenta en momentos jodidos, una familia numerosa es muy difícil de sacar adelante, gracias compadre.

Tu última ayuda ha sido invitarme a Jaén, donde has acabado después de tu aventura de años atrás. Me ha encantado Jaén, no es que sea una cosa de otro mundo, es pequeñita, pero eso sí con unas gentes de corazón grande. Es increíble como cambia el ritmo de la vida, eso no son los nervios de Madrid, como se agradece el ver a las gentes sin esas prisas y que me dices de los atascos, si es la espera de dos semáforos lo que allí se llaman atascos.

Me invitaste a tu casa con Mari, me encantó, sí está muy bien ya sabes que os propuse quedarme de hijo adoptivo, pero no coló.

Estuvimos de cañitas por la tarde, deporte nacional allí, compartí amistad con Santi, su mujer y sus dos hijos, que delicia recordar viejos tiempos en familia.

Por la noche recorrimos todos los garitos de Jaén, como cambia la cosa, que ambiente y claro como lo conocéis fue estupendo conocer esa marchita ya olvidada. Que brindis hacíamos “por las tetas gordas” chin chin y yo para que os acordéis de mi añadí uno nuevo “y por los chochos pelaos” cuando volváis a brindar siempre estaré con vosotros. Quizá a las mujeres esto os parezca un poco machista, pero no lo es, son tonterías que tenemos lo tíos pero que no hacen daño a nadie y nos divierten, probar vosotras a brindar por las colas peladas, en realidad lo que importa es que os bebéis el cubata y charláis, reis, en definitiva, pasa el tiempo y a los que andamos con problemas se nos olvidan en esos momentos y respiramos un poquitín. La verdad no se si por las risas o por los cubatas, estas noches pude dormir algo.

Otra cosa preciosa de Jaén es el castillo que tienen en lo alto del monte que mira la ciudad, que como dice el compadre, pero que cabrón el moro, no tenía sitio aquí en lo bajo que tuvo que joder a los esclavos subiendo piedras para el caprichito ¡Hay que joderse¡

El último día me subió al castillo, desde un mirador de allí vi la luz, aparte de la ciudad, algo me dijo, tienes Jaén a tus pies, pero la vida también la tienes a tus pies, lo he visto claro compadre HAY VIDA DESPUÉS DE ESTA VIDA. Gracias lo he visto muy claro.

Mención aparte tiene la feria de Jaén, llegué justo a tiempo, que preciosidad y que marcha y que mujeres, pero si me estoy meando todas las noches en la cama, por Dios sueño con esas preciosa mujeres. Y las casetas de todos los garitos de la ciudad, todos juntos y bien decorados, cada uno con su música, me he hartado de bailar, que marchaaaaaa.

Definitivamente os recomiendo la feria de Jaén, no os la perdáis yo para el año que viene que tendré una vida nueva visitaré a mi compadrito para pasar la feria y para seguir compartiendo nuestro camino.

¡Compadre viva Jaén¡