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viernes, 28 de noviembre de 2008

El palomo ladrón


El palomo ladrón

Toda la vida igual, el palomo intentando sacar a la familia adelante, siempre lo mismo, buscar comida por esos campos de Dios, buscar ramas para arreglar el nido, buscar agua, en fin un sin parar, pero eso son las responsabilidades adquiridas y como tales se tienen que ejecutar gustosamente.

La palomita iba hartándose de arreglar el nido, siempre la misma rutina, casi no veía a su palomo, ella cuidaba de los pichones, arreglaba el nido, no tenía tiempo libre, es la dura vida de una madre.

Un buen día se puso frente al nido un palomo con muy buena planta, pechuga brillante y preciosa muy bien cuidada, muy acicalado él, cantaba para atraer la atención de las hembras del lugar.

La palomita que le vio, se quedó con el pico abierto ¡Que clase de galán¡ este si es un palomo, no el mío. No hay más que ver que guapo, como canta, y que plumaje más bien lustroso, no le veo defecto ninguno, es perfecto.

El palomo ladrón al ver que la palomita fijaba su atención en él, se acercó y con seductora voz inició su fase de consolador de palomas desconsoladas: -Pero como una linda palomita como tú, puede estar perdiendo el tiempo en este nido, chica, ven a vivir la vida, eres joven y muy bella, deja a ese palomo que no te merece, vuela pues y deja ese nido.

En efecto, levantaron vuelo los dos y se alejaron. El problema se lo encontró el palomo cuando llegó al nido encontrándose a los pichoncitos hambrientos, el nido descuidado y la soledad del abandono de su pareja. Fue muy duro para él salir adelante, pero lo consiguió, la verdad lo que más le dolió fue el abandono de su palomita, la amó tanto, pero es lo que hay.

La paloma llevó un final distinto, muy guapo ese palomo, sí en efecto, pero sólo se vivía por y para él. El palomo no buscaba alimentos, no hacía nada, únicamente arreglarse el plumaje y salir en busca de nuevas conquistas. El final de esta relación no tardó mucho en llegar, la paloma fue sustituida por otra que con todo descaro llevó el ladrón al nido, humillando a esta pobre que sacrificó todo por él.

Nuestro palomo abandonado, después de un tiempo encontró otra palomita, más linda que la anterior, más hacendosa y la verdad mucho más cariñosa y que valoraba en justa medida los esfuerzos de su palomo, igual que él, siempre tenía caricias y palabras de cariño hacia su nuevo amor, lo ayudaba tanto.

Moraleja por muy guapo y adulador, ese palomo ladrón, no consuela, no ama porque es un pedazo de cabrón.

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