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II
Al Poeta y Maestro Relojero,
José Manuel Soriano Degracia,
por curar el olvido con amor.
Ayer llegué a la casa del pueblo.
Demasiado tiempo sin volver,
la memoria adolece de dirección
y contradice al deseo.
Apenas limpié,
pero dejé abiertas de par en par
todas las ventanas
esperando que entrase la luz de otro tiempo.
Paseé de puntillas de arriba abajo,
perdido,
como si la casa fuera un hogar extraño
donde solo las huellas habitan a sus anchas,
donde el eco es un refugio
de quien ya no está a tiempo de llegar.
Sentí cada rincón esperando ser vivido,
cada estante, cada libro, cada espejo,
y aunque para las cosas el recuerdo no late
sentí como se le caían las hojas a la memoria,
una ofrenda de lágrimas
en la que quise reconocerme, transeúnte,
bajo las caricias lejanas de tus manos.
Y al llegar la madrugada,
malherido sin sangre,
deshojé las horas
y volví a ser el hombre
que busca tu calor
en el cuerpo de mármol
que roza mi soledad cada noche.
Preciosa locución de este gran poema, gracias Gorrión por dejar que tú audio haga volver nuestro imaginación. Chapó ✔️
ResponderEliminarGracias Rebeca por comentar. La verdad que este poemario tiene tanta belleza y profundidad que cuesta poco darle vida sonidera, porque ya sus palabras vienen cargadas de grandes mensajes. Gracias
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