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El albatros.
A Ismael López por su amor
a la literatura.
Como un juego, a menudo en los barcos he visto
cómo cazan albatros, grandes aves marinas
que son como indolentes compañeros de viaje
tras el barco que surca los abismos amargos.
Una vez caído en cubierta, esos reyes
del espacio azulado son torpones y tímidos,
y sus alas tan blancas y tan grandes son como
blandos remos que arrastran lastimosos por tierra.
¡Pobre alado viajero, desdeñado e inerte!
¡Él que fue tan hermoso ahora es feo y risible!
Uno acerca a su pico la encendida cachimba,
otro imita cojeando al lisiado con alas.
El Poeta es un príncipe, gran señor de las nubes,
cuya casa es el viento, que no teme al arquero;
desterrado en el suelo, entre el vil griterío,
sus dos alas gigantes no le dejan andar.
Una narración magistral
ResponderEliminarMuchísimas gracias anónimo, el mérito es del olvidado poeta un abrazo y gracias por tus palabras.
ResponderEliminarBueno, bueno, bueno. No hay forma de ilustrar mejor este poema que ya es historia de la literatura universal. No se concibe Baudelaire sin «El albatros» y, ahora, no hay forma de acordarse de «El albatros» sin Santiago Cerro y esta magistral producción. Tremendo, y gracias.
ResponderEliminarIsmael.
Muchas gracias por tus palabras, Ismael, (vocativo) ha sido todo un placer haber colaborado contigo, ya sabes que el papel de mi vida es ser un simple colaborador, de los que su trabajo no se ve, muchas veces se ponen otros la foto por el, pero gracias a ti le entré a Las flores del mal con una comprensión que nunca hubiera logrado, gracias por descubrirme lo bellos universos que crean las letras, gracias por ser, gracias una vez más, Ismael (vocativo otra vez).
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