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lunes, 23 de julio de 2018



SI


   Sí, hace tiempo no escribía y tenía muchas ganas, pero también exceso de bilis, exceso de golpes, palos de sobra, y es que cuando se ceba el destino con uno cuesta que lo deje de golpear. Ante tanto golpe, la verdad, la mente se aturulla y lo que queda en la pluma es amargo, se reflejaría tanto que he preferido no escribir, créeme tenía muchas ganas de hacerlo pero no reflejar la vida de ese momento.

   Sí, sigo prácticamente igual, pero soy como un boxeador acostumbrado a los golpes. No he quedado sonado, ni muchos menos noqueado, no he perdido el combate, los golpes es verdad, son muy dolorosos, pero cada vez me duelen menos, de hecho ya no me duelen, no he perdido el combate, ni lo perderé. Sigo en pie, firme, jamas perderé la dignidad ni la honradez. Porque puedo quedar en la pobreza, mi idea no es conseguir la bolsa, boxeo por necesidad, porque amo la vida (llama vida al boxeo, o lucha a la vida), lo que jamás perderé es la dignidad porque eso es más valioso que el dinero. Es precioso ver como se van afrontando los asaltos y los golpes a traición del destino, del traidor y marrullero contrincante valiéndose de trampas y traiciones te está destrozando el físico. Sí, pero tu interior ni lo huele, jamas tendrá tu limpieza y pulcritud y es que no tiene esa nobleza, ese corazón y esa valentía, esas cosas se han ido forjando día a día dando y no robando o engañando.

   Sí, te lo debía y escribo como te prometí, sin bilis, con tinta de esperanza mezclada con corazón y con una gran sonrisa. Se que tu también eres buena boxeadora, has luchado en miles de peleas y lo has dado todo y aunque quizá digas, así me ha ido, no te equivoques, tus combates quedaron inscritos en los anales de los mejores aficionados a la lucha de la vida, quizá tú no lo sepas, pero los puros y nobles de honradez, de amor, de corazón, saben quien eres tú. Saben que a la vista de los que no saben, de los que no ven nada más que dinero y corrupción perdiste algún que otro combate. Puedes estar tranquila y sentirte orgullosa de que no perdiste, estaban comprados los jueces, te ahostiaron a traición, te golpearon ilegalmente con la herradura metida en el guante, todo por la bolsa, tu contrincante gano la bolsa, pero tu el honor de ser la ganadora por ley, por lucha, por corazón. Se que en tu reencarnación en la época de Roma fuiste gladiadora, de hay la gran cicatriz en el pecho. No fue de la pelea en la arena, fue de dar el corazón a tanta gente que viste lo necesitaban. Me siento orgulloso de ti por haberte conocido, por compartir trozos de vida, de corazón, pedacitos de alma. Que bonito recuerdo compañera, que orgullo haber compartido la misma pelea en aquellos momentos de la vida, y es que cuando alguien merece la pena no deja cicatrices dolorosas y sangrantes, deja, un bonito recuerdo al que vas a beber en esos momentos que estás mal, que te ahogan, esos duros mementos. A ese recuerdo acudes a buscar un aliento, un abrazo en el alma, un sigue, continua, no caigas, estoy contigo. Entonces te llega la sonrisa dulce, y algo que no llegas a ver te empuja y te alienta, entonces es cuando remontas el combate y no caes, y ganas el combate digan lo que digan los corruptos árbitros o los jueces. Te pasa lo que a mi, no queremos la gloria ni los laureles, la gloria se la dejamos a los ángeles por estar en el cielo muertos, a nosotros nos gusta la vida, y los laureles los dejamos para el guiso de patatas que le queda de lujo.

   Sí, estoy en ello, amo y siento el amor, siento la vida en el mejor momento de la vida, saboreando, apreciando el mágico licor, no como de joven que no la ves, se te pasa sin verla porque te emborrachas de tanta vida que ves que te queda, no es como ahora que lo que ves es menos que antes y ahora la bebes a sorbitos tan pequeños pero saboreando tanto, sacando tantos matices y tantos colores ¡esto es vida! Sigo escribiendo, me da tanto placer, me siento con una gran fortuna, no material si no espiritual, no se si llamarlo así, es una cosa como del alma.

   Si, noche y pensamientos. Ese momento mágico de mirar las estrellas, la luna, dialogar con lo grande, lo infinito, la creación, nos dicen todo en silencio, ese silencio que llenaría libros y libros y que sólo comprendes si entras en esa comunión con el infinito, donde está todo los que son y los que fueron, los que serán. Pensamientos hacia el cielo, hacia la noche, gran y emotivo momento, como es posible que los duros boxeadores caigamos en esas supuestas sensiblererias. La respuestas es corazón, gran corazón, honor pero del bueno, el que encierra la justicia y la caridad justa, no hipócrita, corazón grande por eso a veces tienen que coser el pecho para que no se salga y deje de regalarse a quien no lo merece.

   Sí, esto se acaba por hoy pero seguiré, he vuelto a escribir lo echaba tanto de menos, he escrito tanto en la mente sin poder plasmarlo en el blog, pero ahorita mismo me regreso a la labor, sigo en el combate, no digo adiós, digo hasta luego.