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LA VIDA ES POESÍA
26 En mi recuerdo.
Autor, locución y montaje: Santiago Cerro el Gorrión de las Ondas.
En mi recuerdo.
A todos los que tuvieron la suerte
de poder atesorar recuerdos.
Abro la persiana al nuevo día que me vuelva a saludar; un día gris, lluvioso, quizá triste. Cuando miro por la ventana veo la monotonía de lluvia tras los cristales... ¡Ay, Machado! yo aquí con las sienes plateadas y tú desde tus letras haciéndome soñar versos de Recuerdo infantil.
Ha pasado tanto tiempo, tú te fuiste, yo sigo aquí, saboreando vivo (de momento) poemas de muertos e intentando escribir humildes versos, versos que me ayuden a saborear algún que otro duro momento, tratando de endulzarlo con escondidos recuerdos.
Mientras suavemente acaricio el cristal espero que acuda un recuerdo que me desee abrazar pero, su frío trae a mi mente, a la mujer que tanto daño me hizo y que por fin conseguí olvidar, no, con ella no quiero volver a ese atrás.
Qué mala pasada me ha jugado el frío, quizá sea por la soledad o el paso del tiempo, mi edad, quién sabe lo que será. El caso es que llueve fuera y por mis adentros comienza a caer una suave lluvia de tristes lágrimas.
Me siento junto al fuego de la chimenea para calentarme. Miro nuevamente hacia la ventana y me llega el recuerdo de un especial atardecer en el que también llovía, pero llovía felicidad.
En mi recuerdo... Tú, mujer, tan bella y distinta a todas. Aquel angelical rostro, tu cuerpo, tu melena siempre acariciada por el viento. Si no lo sabes te lo digo, has sido mi luz, mi refugio, mi amor secreto. Recuerdas, Fina, sí que lo recuerdas, cómo no. Era una tarde gris en aquella solitaria playa, el frío y la lluvia nos acompañaban. Tenías frío, te dejé mi abrigo y entraste en calor, yo también, pero fue cuando nos besamos por primera vez. Tú, yo, la lluvia y el frío en la aquella lejana playa... Ese pasado anclado como un dulce recuerdo en mi alma para siempre se ha quedado.
Éramos tan jóvenes y de repente nuestros caminos se separaron. Tú no dijiste nada, aunque más de una lágrima soltaras. Ahora, amor, en mis silencios te he llegado a comprender y sé que con estas letras también a mí me llegarás a entender.
Me preguntaba por qué sucedió y nunca recibí ninguna contestación, tú no estabas ya a mi lado para responder. El único que lo puedo hacer fue el tiempo cuando me aclaró para qué me pasó. y ahora ya lo sé. El mismo tiempo me llevó a tu encuentro pero, estabas diferente, casada con hijos, en tu misma aldea, con tu vida, mientras yo, por otro lado, con mi pesada mochila, a la que aún sigo cargando, todo lo que nos pasó ya lo entendí, estamos en diferentes mundos, tú tan lejos, yo tan aquí. Te doy las gracias por haber sentido al menos una vez en mi en mi vida cariño, amor y gracias también porque aquel recuerdo, cada vez que caigo me ayuda a levantar y seguir.
Regreso de los recuerdos al calor y al chisporroteo de la hoguera, mi vista regresa a la ventana, a este día de lluvia mientras guardo mis recuerdos antes que quizá pasen a dañarme. Las llamas como amarillas olas juegan en la pared: suben, bajan y así sin más, se van... Pero antes se han paseado sobre mi cuerpo acariciando a mi arrugada piel. Contemplo el mapamundi de mis arrugas y pienso en aquello que pasó y sobre todo, en lo que nos podría haber sucedido si la relación hubiera continuado. No lo sé ni lo deseo saber, no borraré ni mucho menos cambiaré la partitura que la vida me regaló, simplemente tocaré, con sumo placer cada nota del pentagrama hasta que finalice el vals de mi destino y después, quién sabe si tal vez, en otra vida podamos bailar juntos y enamorados otra vez, el eterno compás del amor con su: un dos, tres, un, dos, tres...
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