Madrid de día en buena compañía

Madrid de día en buena compañía

Era inevitable, cuando la fibra óptica no da más de sí, hay que ir a lo de toda la vida, al vivo y en directo, a vernos las caras. Ya llevamos un montón de tiempo, casi a diario, charlando, aconsejando, preocupándonos, compartiendo, sintiéndonos en una palabra, y mira tú por donde una exposición de muñecas ha sido el detonante para el encuentro con mi pareja catalana preferida, mis queridos Nuri y Jordi.

Ya esperábamos el día con impaciencia y llegó, el encuentro fue como en las pelis de espías, ellos no me conocían, bajaron a la calle y un tipo raro les siguió hasta sorprenderles, sí, este tipo raro es vuestro profesor, ¿os lo imaginabais con verruga, con bastón, acaso más viejo? Pues no, este soy yo, soy lo que veis, lo que es, es lo que hay. Fue un bonito encuentro, intercambio de miradas unos cálidos abrazos, unos tiernos besos, y sobre todo el deseo del encuentro realizado, ¡estos son mi pareja catalana preferida¡

Tras una corta visita a la exposición de muñecas y las primeras fotos, la visita a Madrid iba a comenzar, taxi para el centro e inicio de visita, aquí comienza Madrid.

La visita comenzó por la calle Preciados, un día de un sol espléndido, ese azul del cielo especial de día luminoso, esa calle que ves un montón de cabezas en movimiento, ese ambiente musical distinto a cada metro recorrido, esos son mis músicos callejeros, que en cada momento te trasladan con su música a lugares distintos, a recuerdos agradables en los que en su día esa música fue tu compañía.

Puerta del Sol, la esperaban más grande, sin tráfico rodado, pero es lo que hay, lo importante es el reloj, el que nos anuncia que se va un año y comienza otro. También el jodio oso con el madroño, por lo visto resulta un poco pequeño, pero es lo que hay.

Esa calle Postas, con sus tiendas de recuerdos, sus bares con esos ricos y olorosos bocadillos, esos hombres estatuas, esa música callejera, ah y uno de los únicos cine X supervivientes de Madrid, donde las butacas mejor revisarlas antes de sentarse. Esta calle da paso a la Plaza Mayor, no les defraudó a mis amigos, su señorío, esas piedras centenarias, esa alegría entre los turistas, esos camareros con sus movimientos de bandejas, y esos bares y restaurantes de escaparates tan bien colocados que dan ganas de darse el gran atracón.

Les sorprendió la belleza de la Catedral de la Almudena, yo les dije que confesasen sus pecados, pero son pecadores, la carne les tienta. Enfrente queda el Palacio Real, precioso por fuera y por dentro, lástima que la falta de tiempo no permitiese la visita. Les recordé el balcón donde Paco daba la charla a los españolitos de ese tiempo, pero cualquiera no iba allá, eran tiempos difíciles y muchas veces algunos trabajos los podías perder por no ir al acontecimiento, eran tiempos de miedo, eran tiempos difíciles.

Y llegó lo que más esperaban, el Templo de Debot, es increíble en lo alto de un montículo con unas vistas preciosas a la parte suroeste de Madrid, se sitúa un lugar mágico un templo egipcio traído piedra a piedra desde el lejano Egipto, hace del lugar un sitio diferente, hay un silencio especial, dentro del bullicio del tráfico deja de oírse ruido de circulación queda como paralizado el estrés de la ciudad, es agradable sentarse para percibir ese ambiente, esa magia, esas piedras labradas por esclavos, cuanta historia, que cosas, un templo egipcio en medio de Madrid, si no lo conocéis no dejéis de visitarlo en vuestra próxima visita, en caso de no saber llegar al lugar con gusto seré vuestro guía.

La tarde llegó y un lugar emblemático y porque no decirlo romántico, El Retiro, un parque en medio de la ciudad, un pulmón de Madrid de árboles centenarios un lugar dado a la alegría de chiquillos corriendo, de ilusiones de marionetas, del pobre inmigrante metido en un traje Piolín, puteado por las patadas de los niños que se hacen fotos junto a él y que como son ya tan listos los nenes desilusionan al hombre que trata de ganarse la vida con la frase “pero mamá si esto es un señor que esta dentro, vaya mierda Piolín”.

Y el paseo continúa con unas fotos bien elegidas de alguien que dice no saber de foto, pero menos mal porque no veas si son bellas. Así por los caminitos y con la envidia de ver a las parejitas agarraditas, besándose de vez en cuando, hablando de su amor de su futuro, en fin de sus cosas, proseguimos hacia el Palacio de Cristal, siempre me pasa lo mismo me quedo sin palabras al describirlo, es un lugar especial, es para compartir en pareja, con su pequeño estanque con una mini gruta con cascada incluida, es un lugar para dar rienda suelta a la cámara de fotos. Pero la tarde va cayendo, se acerca la noche, soy un hombre de día, ya llega mi relevo, la querida Sux se pone la capa y sus colmillos de draculina, adelante nena deléitanos con la noche, llévanos a los chiringuitos del disfrute nocturno, llévanos a disfrutar de la buena música, de la buena cerveza, pero eso será otro capítulo.

PD: Gracias a mi fotógrafa Nuri por prestarme la foto de la portada, la verdad que pondría todas las que realizó, pero no tengo más espacio. Gracias amiga y menos mal que no sabes de fotografía.