La robatrabajos

La robatrabajos

Ciudad de Madrid, calle Alberto Aguilera, su asfalto oscurece, las luces del día van apagándose mientras el milagro eléctrico prende los focos callejeros. Las luces de los coches, aunque pasajeras, ayudan también en la iluminación de nuestra movida ciudad. Voy buscando a alguien, me da lo mismo quien sea, sólo necesito un cliente, están muy difíciles de encontrar, pero no pierdo la sonrisa. El semáforo cambia a rojo, no importa, así recreo la vista entre las personas que cruzan la calle. Una mujer frágil en apariencia, quizá porque es muy bajita y delgada que no lleva abrigo, me llama la atención pues hace frio para ir de esa guisa. Cruza delante de mi, con una tímida mirada y sin llegar a levantar la mano del todo me para: -Señor me lleva a Lucio del Valle subiendo por Vallehermoso, muchas gracias señor.

Con una leve sonrisa, baja la vista para no molestar. Le dejo un poco de aire, no se puede agobiar a una personita tímida, más tarde y con mucho cariño le daría conversación aliviadora, ella lo pagaría después con una bonita y agradable sonrisa, eso no tiene precio, cuando recibáis sonrisas como esas guardadlas en vuestro corazón, son muy valiosas.

Llegamos a una clínica y me pidió con mucha delicadeza que le esperase, desapareció tras la puerta del local. Mi sorpresa fue mayúscula, apareció con una mujer dos veces ella, se le caía, no podía andar bien, pobre mujer, venía de una diálisis, la pobre además tenía algún retraso, le pillaba de todo, pero aun así luchaba, esas cosas nos dicen “jilipollas de que os quejáis, esto si son problemas y bajo mínimos lucha”. No me dijo nada la robatrabajos para que le ayudase, seguro por no molestar, en cuanto vi el panorama salí rápido del taxi para ayudar, joder, no sé como la pobre podía con ella, si es que casi se me cae a mí, le sentamos como pudimos en el interior, uufff.

Dentro la mujer se quejaba del dolor de la diálisis, llevaba varios días con ello y estaba cansada, la robatrabajos le acariciaba la mano diciendo – Tranquila cariño, tranquila. Le miraba a la carita y le sonreía, la mujer le devolvía otra mucho más cariñosa. Bromeamos porque la mujer agarraba con fuerza su bolso, le decíamos si llevaba oro. Pobrecita nos decía que no, que lo que llevaba eran caramelos, no me digáis que no es para comerla a besos, hay personitas que con todo lo que tienen encima te dan un cariño que vale más que el puto oro.

Llegamos al destino, acerqué el taxi lo más posible al portal, la robatrabajos no fue capaz de pedir que le ayudase a bajar a la mujer, no hizo falta por supuesto. Conseguimos llegar al portal, pagó, con su tímida vocecita me dio las gracias y una sonrisa de agradecimiento.

¿Por qué nos robarán los trabajos? ¿Cuántos españoles estarían dispuestos con tan bajo sueldo, sin papeles, a estar 24 horas del día para cuidar a una persona con un peso dos veces el tuyo? ¿Estarían dispuestos a dar tanto cariño, a estar pendiente de las necesidades de esta personita tan especial, a comerse todos los problemas de ella, a limpiarle, a alimentarle, a emplear tanta paciencia, a amarle como un familiar propio?

Es que no sé que vamos a hacer con estas personas que nos roban el trabajo, que nos limpian las mierdas, que se comen todos los marrones que no queremos nosotros, y que nos hacen sentir tan superiores a ellos.

JILIPOLLAS YA QUE SOIS TAN SUPERIORES, PENSAD, PENSAD EN LA MIERDA DE SUPERIORIDAD QUE POSEEIS, Y SI DE VERDAD VEIS QUE SOIS SUPERIORES A LOS ROBATRABAJOS NO ME CONTEIS EN VUESTRAS SUCIAS FILAS, SOY DE LOS INFERIORES, HASTA LUEGO QUE ME VOY CON LOS INMIGRANTES.