Seguidores

domingo, 12 de noviembre de 2023

CARTA A UNA HIJA RESUCITADA

 ESCUCHA EL AUDIO DE CARTA  A UNA HIJA RESUCITADA

Haz clic en el recuadro con flecha en la parte superior derecha







CARTA  A UNA HIJA RESUCITADA


A Miguel Jaldo, por la futura llamada
y porque lo prometido es deuda.
A todos los padres y madres 
que se ven ante Salomón
desgarrándose el corazón...


Carta a una hija resucitada

 

Querida y resucitada Irene:

 

El motivo de la presente, es soltar de este herido corazón, lastre caducado, venenos del pasado, palabras que fueron puras cuchilladas, sentimientos envueltos en lágrimas que el destino con creces se ha cobrado y, por supuesto, agradecerte aquella milagrosa llamada en la que nuevamente volviste a formar parte de mí.

 

No pude ver el milagro de tu primer momento, ese mágico instante que fue tu nacimiento. Quise entrar a recibirte, pero, aquellos eran otros tiempos, los doctores de La Paz no me lo permitieron. Me dolió mucho no asistir a tu alumbramiento porque eras mi pedacito de cielo viniendo a la vida, mi más hermosa esperanza para seguir conjugando futuros verbos, pero…

 

Sin embargo, más suerte tuve con tus hermanos. A su recibimiento sí me dejaron entrar. Siempre recordaré esos primeros momentos llegando a la vida, sí, allí estuve yo, han sido los instantes más hermosos de mi existencia, ver vida, saliendo a la vida. Gracias por esa magia y gracias por haberme elegido a mí; a veces pienso que no os merezco pero… La verdad, siempre he hecho todo lo posible por mostraros las cosas más importantes, según mi criterio, por enseñaros a ser buenas personas en este difícil camino. En este momento, la verdad, me siento orgulloso al ver el resultado, porque la verdad mucho, mucho os quiero.

 

Irene, tu fuiste en mi vida el primer milagro, todo un gran regalo ¡cómo disfruté esos momentos! Pero, como has podido ver. la vida no es como uno desea, si no como el destino te lo plantea, él nos cambió de rumbo, solo te puedo decir que lo siento mucho, no era esa mi intención, pero …. Pasó lo que pasó. Me quedo simplemente los buenos recuerdos: tu luminosa y alegre sonrisa de estrellita. El tete que siempre adornaba tu carita, con esos paseos por el Burgo Centro (tú quizá, no, pero yo sí los recuerdo) íbamos juntos de la mano, siempre igual, caminando con el Fraguel sobre tus bracitos ¿creías que me había olvidado? Pues no Irene, no puedo olvidar estos tesoros que forman parte de mí, y es que cariño, tú eres un pedacito de este corazón partido, sí, te lo repito, siempre has formado, formas y formarás parte de él.

 

El destino nos trocó la vida, un inesperado y amargo momento nos separó. Tres añitos tenías, tres, tres mil lágrimas lloré al tener que dejarte de ver. Quizá debí tomar una distinta decisión, pero quién sabe, es difícil el presente como para volver a intentar un pasado diferente. Y es que no podía consentir verte como un objeto, una moneda de cambio, tú no eres eso, no hija, no. ¿Quién es el culpable? Jamás lo sabré. La verdad, no culpo a nadie, fue cosa del pasado, esos odios y rencores que afortunadamente ya pasaron. No me gustó lo que vi, decidí no sufrir más y que tu madre disfrutase de ti. Entonces me alejé, negras nubes lloré al partir conjugando el verbo morir. Sí, así de duro fue el doloroso epitafio que escribí: “Mi niña, hasta los 18… Y no lo olvides que mientras tanto debes de ser feliz”.

 

Fue un presentimiento, porque justo a esa edad, recibí tu llamada, Irene, volví a llorar, pero de alegría, créeme que la emoción me embargó al oír tu voz, 15 años es mucho tiempo de lapidario olvido, sé que a ti te pasó lo mismo, niña, eres mi hija, has heredado muchos gestos míos, no me lo puedes negar.

 

Gracias, por haber elegido los consejos de tu corazón, no te importe que alguna vez te hayan fallado, para el aprendizaje es la moneda de pago. Hoy te escribo, después de haber pasado tantas hojas de calendario, hoy que por fin hemos charlado. Han sido momentos en que el Nirvana, comparado contigo, me ha parecido un simple caramelo. Escuchando tu voz, te miraba y me decía en los adentros: cómo ha cambiado, era una beba y ahora toda una gran mujer y es que en 15 años avanza mucho el tren. Gracias una vez más, por esa bonita charla, eres una persona que sabe lo que dice y quiere, gracias por tus besos de dulce miel, gracias por tus abrazo que calentaron a mi herido corazón, gracias por el paseo agarrados de la mano, gracias por la sensación que no sentía desde hacía tanto...

 

Hija, te pido perdón, por no haber estado a tu lado en el pesado pasado y es que algunas veces somos por la vida muy maltratados. Tuve que tomar una salomónica decisión, porque dividirte en dos nunca es una buena solución.

 

Vuelvo a agradecer el regalo de vida que me diste, en esos inolvidables momentos de ilusión, ellos fueron los que hicieron nuevamente latir mi corazón. Te amo, Irene, te quiero una jarta, hasta el infinito y más allá, me consuela que lo pasado te servirá para cuando seas madre, sé que las carencias afectivas que sufriste, ellos nunca las pasarán.

 

Espero que me hayas comprendido, mi hija resucitada, si en el pasado te enterré, fue por no sufrir más ninguno de los tres, quizá me equivoqué, pero lo que sí puedo asegurar es de lo orgulloso que me siento de ti, contemplando la gran mujer en que te has convertido, tú sola, sin mi ayuda, tú sola, con un gran esfuerza. Me hubiese gustado haber estado a tu lado en todos los malos ratos que has pasado, pero ya ves… no pudo ser. Confío que una nueva luz premiará ese pesado con el amor que te fue negado.

Irene, ya sin más de ti se despide este padre que tanto te quiere, deseando poder vernos más a menudo, tú y yo solos, aunque no venga ese tal menudo.

 

Tu padre: Santiago Cerro, el Gorrión de las Ondas.


#elgorrióndelasondas

#relato 
#historia
#literatura 
#postcad
#rinconcitoparacompartir 
#charlandoenelrinconcito
#blogspot
#montandoalavida


11 comentarios:

Miguel Jaldo dijo...

Entrañable carta, eres un maestro de las letras transformas un pasado pesado, en un futuro de relación entre padre e hija, donde el pasado no condiciona el presente y futuro, genial, las decisiones salomónicas dan frutos gratos a largo plazo

Anónimo dijo...

No sé puede estar impasible ante tanto dolor que pasaste. Solo tú lo sabes. Me has emocionado. Solo deseo que disfrutes ahora de su compañía y su futuro.

Anónimo dijo...

José María

Llamadme Ismael. dijo...

«C'est magnifique». Un escrito de los que importan, como diría Anne Ernaux, algo duro, pesado, ligado a las condiciones de la vida.

Rebeca Aracil Illan dijo...

El dolor del corazón, es difícil plasmarlo con tanta belleza. Yo que también lidio en esa plaza y que el milagro parecía que iba a ser y no es, me quito el sombrero por la capacidad de transmitir también y con tanta exactitud y grandeza la ingrata experiencia por la que tuviste que pasar. Ojalá la vida siga dándote de vuelta todo lo que por años te ha negado y que no dejen de suceder milagros como este. Gracias por la fantástica locución que sin duda alguna, te habrá costado lágrimas de nostalgia y alegría a la vez. Un poético abrazo, amigo mío. Nunca dejes de cantar. 🤗😘😘❤️❤️❤️❤️

Santi el montador dijo...

Muchas gracias Miguel, como te prometí la carta escribí... Estas son cosas de la vida que nos tienen que reforzar, hacer uno en todo momento lo que cree y debe, lo demás de la cuenta del destino corre.
Gracias por tu comentario, las llamadas telefónicas nunca sabes cuando llegan, un abrazo.

Santi el montador dijo...

Gracias José María, sólo uno sabe lo que en su casa tiene, lo importante es hacer en todo lo momento lo que crees qu es correcto, lo demás son caras lecciones que si sabes aprender te refuerzan.

Santi el montador dijo...

Merçie beacouse Ismael, ya sabes que el ring es duro pero, clinnnnnncccc a veces suena la campana para disfrutar del rincón.

Santi el montador dijo...

Rebeca, muchas gracias por tus experimentadas palabras, entre bomberos de pieles quemadas entendemos pero... Lo importante es salvar a la gente del incendio. Un abrazo en soneto...

Anónimo dijo...

Indudablemente Santi, nunca traicionaste a tu corazón. Si acaso tomastes una solución salomónica por las circunstancias que a veces la vida te obliga pero eso no te hizo renunciar a los sentimientos que nunca dejasteis de sentir por tú hija y que afortunadamente ella comprendería cuando ya era adulta. No hay mejor demostración de amor y cariñol la que sale de tú boca pero el que habla es el corazón. Tanto tú como ella debéis de estar orgullosos de no esconder vuestros sentimientos y romper las barreras de los errores pasados.
Siempre te he admirado por tú noble y sincera forma de expresar tu manera de ser y tus sentimientos.
Un fuerte abrazo Santi.

Carmen Martínez dijo...

Entrañable y emotiva carta. Me has removido tantas vivencias!!!!
Cuánto dolor en esta magnífica redacción abierta a la esperanza.
Un fuerte abrazo.