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domingo, 19 de mayo de 2024

LA VIDA ES POESÍA. 15 LA MÁQUINA DE MARÍA. POEMARIO: A DESPECHO DEL MUNDO. AUTOR: DANIEL IZQUIERDO CLAVERO.

 


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LA VIDA ES POESÍA


14 La máquina de María.


Poemario: A despecho del mundo.

Autor: Daniel Izquierdo Clavero.


Locución y realización: Santiago Cerro el Gorrión de las Ondas.



A los que ven balas 
para partir,
que las utilicen de fogueo,
que las transformen 
en ganas de amar,
compartir, reír
y sobre todo en conjugar
el verbo, vivir...

La máquina de María



María Zambrano poseyó una máquina de escribir
mecánica que hacía mucho ruido.
Cada vez que tecleaba, las palabras saltaban de sus dedos
a la vida, de la vida a sus dedos, con aire de claqué
y tinta de tacón.
Una mañana, una amistad <siniestra> quiso amansar el
ictus del silencio al teclado y le ofreció otra máquina.
Moderna, grácil, eléctrica; discreta: callada.

La buena veleña quiso hacer aprecio del invento,
introdujo un folio, encendió la pipa, llamó a las ideas,
reunió a las palabras.

Reclutó  las letras, apoyó las yemas, se encaramó
al tiempo... Nada.

Aquel artefacto infecto mataba la música, hidrológica
y fértil, de la escritura válida.

Escribir es inútil cuando uno escribe y no hay, bajo lo
escrito, pulpa de pentagrama; espasmos circadianos
que convoquen la vida al fluir de la lava.

María Zambrano recuperó la máquina antigua.

Y la tornó panal y, con el tiempo, cera. Miel oceánica.

Con ella pegó, en la espalda <icariana> de la prosa
filosófica, las alas <dedalianas> de la poesía:
su poética ancha.

No pudo derretirla el Sol, gracias al escrache de su viejo
teclado. Su voz revolucionaria.

A menudo el silencio es solo silencio.
Y la vida, vida.
Y el teatro, teatro.
Y la muerte, un mañana.

Las máquinas de escribir mecánicas, son fonendoscopios
en manos de un descalabro; el escritor, un espeleólogo
dentro del alma humana.

Escribir era aunar el tic tac de la máquina y el negror
del averno.
La luz, la palabra.

Anteayer sufrí una transfusión sanguínea, la aguja,
dentro del brazo, se me antojó el teclado de María
Zambrano.

Por eso no lloré.
Las palabras, decía, son la luz de la sangre.

La sangre, el atardecer hecho líquido bautismal:
esperanza.




LOCUTOR Y PRODUCCIÓN: SANTIAGO CERRO, EL GORRIÓN DE LAS ONDAS.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando lo bueno se junta, solo pueden salir cosas buenas. El poema del bueno de Daniel, partiendo de la buena de María Zambrano, solo puede ser bueno. Y, si a lo bueno le sumamos el buen gusto musical de Santiago, sus buenos montajes y la buena forma de recitar, lo que resulta tiene que ser bueno por natura. Y bueno es. ¡Cómo me gusta lo bueno!

Gracias, Gorrión.

Un abrazo,
Ismael.

Rebeca Aracil Illan dijo...

Estoy de acuerdo con Ismael, si en la coctelera se mezclan la maravilla de poema de Daniel Izquierdo Clavero con la voz y la exquisita preparación de «El Gorrión de las Ondas» el resultado: te deja sin palabras. Gracias, Santi, por la gran labor de difusión que realizas, un abrazo inmenso. :)