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domingo, 5 de noviembre de 2023

EL TEMPLO DE LAS ÁNIMAS. ESPECIAL NOCHE DE DIFUNTOS... 3 LA LEYENDA DEL CHARRO NEGRO.

 

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L TEMPLO DE LAS ÁNIMAS. ESPECIAL NOCHE DE DIFUNTOS.


La leyenda del Charro Negro


A Alejandro Carmona
 por construir un Templo en las ondas
llevando la magia y el misterio
a todos los hogares.

Para la princesa yucateca Aktis
por su gran sabiduría
y la bella poesía. 


Cuenta la historia de un espectro que alguna vez fue hombre y que, por su permanente ambición, fue condenado a sufrir los tormentos del infierno y a ser el cobrador de quienes, como él, tienen deudas pendientes con el diablo.

Estoy hablando de: 

La leyenda del Charro Negro


Cuando el sol comienza a esconderse y las gallinas trepan los árboles para dormirse, las madres meten a sus hijos, las puertas de las casas son atrancadas y los viajeros apresuran el paso mientras rezan. Nadie quiere encontrarse, con el Charro Negro.

 

    El Charro es un ente que toma el nombre por su atuendo. Siempre que se aparece, viste un elegante traje de charro color negro con detalles de oro o plata. Cuando se aparece en la noche se le puede ver montado sobre su caballo: un gran animal cuyos ojos son dos bolas de fuego que parecen hurgar en el alma de la víctima.

 

Los citadinos tenemos suerte pues el Charro Negro sólo acecha en las lejanías de la urbe y se presenta ante aquellos que viajan solos.

 

Dicen, que es porque los solitarios son una presa fácil. Quizá sea por el miedo que sienten y que a veces los incita, a tomar malas decisiones.

 

Pero, ¿sabías que aquel espectro alguna vez perteneció al mundo de los vivos? La leyenda del Charro Negro cuenta que se trató de un hombre traicionado por su propia ambición y avaricia.

 

El Charro provenía de una familia humilde. Sus padres, aunque lo amaban, nunca pudieron cumplirle sus caprichos. Al Charro siempre le gustó ir bien vestido, a veces incluso, no comía durante días para ahorrarse unos pesos y con lo juntado, poder completar para comprar un buen sombrero.

 

Sin embargo, estaba cansado de su indeseada pobreza. Por más que trabajaba, el dinero nunca le alcanzaba y tenía que andar todo el día con las manos llenas de tierra.

 

Tiempo después, murieron sus padres. Al quedar solo, la miseria del Charro aumentó considerablemente por lo que tomó una decisión que cambiaría su vida: invocar al diablo para pedirle riqueza.

 

No se sabe cómo lo consiguió, pero finalmente, Lucifer se apareció. Aquella entidad supo leer los ojos y el espíritu del hombre que lo había convocado, así que de inmediato le ofreció cantidades de dinero que ni siquiera en dos vidas podría gastar. Lo único que pedía a cambio, era su alma.

 

El Charro, en ese entonces era altivo y valiente así que la Estrella de la Mañana no había logrado asustarlo y aceptó.

 

Pasó el tiempo y poco a poco la juventud del Charro comenzó a despedirse. De repente, se dio cuenta de que estaba cansado de gastar sus riquezas en mujeres, apuestas, vino y costosos trajes. A la vez, una sensación de soledad le oprimía el pecho, tanto que apenas lo dejaba respirar. Nadie lo quería por lo que era, sino por las riquezas que poseía.

 

El Charro ya se había olvidado de aquel trato que lo maldijo eternamente. Por eso, cuando se le apareció el diablo para recordarle que la hora del cobro estaba cerca, se asustó como nunca.

 

El terror invadió a nuestro protagonista hasta el último rincón de sus entrañas. Recordó su deuda y, por cobardía, comenzó a ocultarse. Mandó al personal de su hacienda a poner cruces por toda su propiedad y a construir una pequeña capilla.

 

No obstante, el recuerdo de la deuda pendiente no lo dejaba dormir ni disfrutar de los pocos meses que le quedaban de vida. Así que, en un arranque de miedo tomó a su mejor caballo junto con una bolsa que contenía unas cuantas monedas de oro que aún no se había gastado. Emprendió el viaje durante la noche, para que nadie lo viera huir.

 

Sin embargo, el diablo se dio cuenta de que el Charro faltaría a su palabra así que volvió a aparecer frente al jinete y su caballo pero esta vez, con el fin de llevárselo.

 

—Iba a esperar a que murieras para cobrar la deuda que tienes conmigo, pero, como te ocultas cobardemente, te llevaré ahora —dijo el diablo.

 

El Charro no tuvo tiempo de responder. Cuando se dio cuenta, su caballo, encabritado, trató de patear al demonio pero era tarde, los brazos de su amo habían comenzado a secarse y su carne a desaparecer. Solo le quedaba el ajuar de Charro encima de los huesos blanquecinos. Entonces el diablo volvió a hablar:

 

—Veo que tu bestia te es fiel, por eso ha de ser maldita igual que tú y condenada a acompañarte en tu viaje hacia el infierno. Aunque, de vez en cuando, quiero que hagas algo por mí, cobrarles a mis deudores. Si haces bien tu trabajo, dejaré que el hombre que acepte esa bolsa con monedas de oro que traes, tome tu lugar.

 

Desde entonces, aquel hombre fue condenado a sufrir incontables tormentos en el infierno y a salir de ahí solo para cobrar a quienes tienen deudas pendientes con Lucifer. Todo esto con la esperanza de que una noche, algún viajero, traicionado por su avaricia, tomé su lugar. Solo así, el Charro Negro y su caballo podrán descansar en paz. 


LOCUTOR Y PRODUCCIÓN: SANTIAGO CERRO, EL GORRIÓN DE LAS ONDAS.


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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Una gran leyenda mexicana contada, de manera magistral.

Anónimo dijo...

Terrorífica. Magníficamente ambientada y contada. Sí, señor.

Ismael.

Santi el montador dijo...

Muchas gracias anónimo por tu comentario, la verdad es que esa leyenda de noche campera merecía darle vida. Gracias.

Santi el montador dijo...

Muchas gracias Ismael, no hay que hacer gran esfuerzo para contar una leyenda que habla por sí misma y te pone los pelos de punta, muchas gracias amigo