ESCUCHA EL AUDIO DE LA LAMPARILLA DE ACITE.
Si por algo me duele tanto
mi exilio y el paso del tiempo es porque cada vez me aleja más de los orígenes.
Lo noto sobre todo, en una noche tan especial como la de hoy, la de Todos los
Santos.
Ante la imposibilidad
de ir al cementerio he decidido montar un pequeño altar donde hacer unas
ofrendas a los seres queridos que se marcharon de la vida y que habitan en los
recuerdos.
En la mesa, un paño
blanco como la pureza que deseo para sus almas. Sobre él, diversos objetos que
estuvieron presentes en sus vidas: un paquete de tabaco Ideales, una desgastada
baraja de naipes, la botella de aguardiente Machaquito, un pequeño lapicero,
unas rosquillas y galletas de pueblo, el tapete que hizo mi madre de bolillos y
la guinda del pastel, un cuenco con agua y aceite para que navegue en su
superficie una lamparilla. Mi madre, decía que las almas errantes necesitaban de
la luz de la lamparilla impregnada de rezos para que pudieran encontraran el
camino hacia Dios.
Me siento ante el
altar apoyando mis codos y me fijo sobre todo, en el humo del incienso que
asciende al techo iluminado por la llama de la lamparilla y, me viene el
recuerdo de mi madre cuando me llevaba de escaparates porque venía a cobrar el
de la luz y no tenía para pagar, se la caía la cara de vergüenza y por eso me
sacaba a pasear. El señor Tereso, el dueño del comercio Siglo XX, que con una
cajita y un hilo me fabricaba un supuesto camión, qué feliz fui cargando de
piedritas la caja y correteando por esa plaza de mi niñez. La tía Braulia (digo
tía porque aunque no fuera pariente en el pueblo a las personas mayores se les
daba ese trato), ella vivía en una pequeña covacha muy oscura y que escasamente
iluminaba un candil de aceite, yo no sabía por qué vivía así la mujer, más
tarde descubrí que era por pobreza; pues bien, a ella le regalaban de vez en
cuando leche en polvo y en un bote me ofrecía de esa leche que aún en el día de
hoy no he podido olvidar el sabor a gloria que tenía...
EL RESTO LO PUEDES ESCUCHAR EN EL AUDIO.
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