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domingo, 7 de enero de 2024

PARA SALIR DE LA IGNORANCIA Y EL ENGAÑO... LEE LIBROS DURANTE TODO EL AÑO: 7 EL LEGADO DE LA GAVIOTA. RUBÉN GARCÍA CEBOLLERO.

  


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PARA SALIR DE LA IGNORANCIA Y EL ENGAÑO... LEE LIBROS DURANTE TODO EL AÑO.


7 El legado de la gaviota.

Autor: Rubén García Cebollero.



A mi abuelo Juan José, que en paz descanse,
por enseñarme entre otras muchas cosas
que por más cultivado que andes por el mundo
por el camino brota siempre más de un
"tontolaba".                    
.



PRÓLOGO Y DEDICATORIA GENERAL


La vida está llena de pérdidas. Y cada cual pierde a su manera. Podría haber sido este poemario una larga elegía que afilase las palabras, y puliera las aristas del silencio. Sin embargo, sabe el poeta que la vida sigue, y que todo se mezcla en un crisol de emociones.

Por eso canta también a la alegría cotidiana, a los detalles, a las grietas que nos permiten construir la estela del presente.

El legado de la gaviota es el testimonio de un dolor severo, la consecuencia del tiempo que nos desmenuza, y un ejercicio de fe del poeta cabra, el poeta samurái, el poeta mago que aspira a ser un maestro del eco.

A Angüés. A Huesca. A Barcelona.
Por los seres humanos. Por la pasión. Por los paisajes....


 A mi abuelo Juan José, que en paz descanse, por enseñarme entre otras muchas cosas que por más cultivado que andes por el mundo por el camino brota siempre más de un "tontolaba"...


A quienes quiero y a quienes me leéis, a Jordi Virallonga, Raquel Lanseros, Eduardo Moga, Javier Velaza, Anay Sala, José Corredor Matheos, Carlos Marzal, Angélica Morales, Ben Clark, Begoña M. Rueda, José Manuel Soriano Degracia, Carla Nyman y un largo etcétera, con Ismael, Rebeca, y Santiago, por compartir los latidos de poesía viva.

A Rox y a Aitana porque en la más profunda oscuridad dan un aliento de luz...


"La vida es muy rara, acabe como acabe", canta un verso de Louise Glück, en Vita Nova. Y no seré yo quien vaya a quitarle la razón. La vida es como es, y no como nos gustaría que fuese.

Quizá por eso los poetas buscamos la poesía, la casa de la misericordia, nos diría Joan Margarit, contra todos los tiempos de intemperie que nos presenta el mundo.

Quizá este poemario debía ser elegíaco, pero no sé ser de otra manera, y pese a todas las rarezas mi canto es siempre una invitación a vivir. A sobrevivir. A ser mejores. Siempre....





¿DÓNDE ESTÁS, JUAN JOSÉ?

A mi abuelo materno,
In memoriam.


Sabíamos que era él por las manos.
huesecicos tozudos forjados por la tierra reseca,
la amplitud de los campos y los ciclos del pueblo.
Manos que sostuvieron una bota de vino
para dar un buen trago, o un puñado
de almendras para darle al gaznate
algo de vida. Manos que conducían
un eterno tractor y cuando hacía falta
salían de caza con la vieja escopeta.
Manos de dedos largos y corazón enorme
acostumbradas más al silencio que a la palabra,
y a la mirada noble, en paz y maña.
Repicaron a muerte las campanas de Angüés.
Manos que nunca deseamos ausentes
y que siguen estando ahí, igual que si volvieran
a levantar un vaso, una botella, una cerveza
o a sonreír frente a un aceite o un tomate.
Manos que cultivaron uvas, patatas, almendras,
perfumadas de albahaca por el trigo, trigo
de San Lorenzo, y que se atusaban el bigote
igual que la calma en medio de la peor tormenta.
Manos que casi llegan a cumplir los cien años
y parecen tocar incontenibles lágrimas,
su manera tan parca de desear buen viaje,
la hospitalaria fuerza que le daba a la vida,
la dignidad de ser un baturro incansable,
el corazón de un mundo que le llora en silencio.
Es natural que estés, y ya no estés.
Sabíamos que era él por los recuerdos
que de pronto nos ahogan la garganta.
Todas sus palabras que son versos y voces
perdidas en la niebla.
No somos más que un piazo queso
que se esfuma de golpe.
Todo el dolor del mundo es esta ausencia
que resuena en tu nombre.
Este silencio inmenso que sonríe
en la flor del almendro.
Sabíamos que hay manos que nos sostienen siempre.
Incluso cuando duele
la vida que se ha ido.
Manos que se despiden
con vino, era y huerto claro.
Un suspiro es la vida
y se fueron sus manos.




VACUNAS DE ESPERANZA


Siempre se puede empezar otra vez.
Siempre se puede amar aunque rechine el suelo,
aunque se abran las ventanas y el mundo olisquee
igual que un perro de caza indicando a la presa.
Cada día es del que quiere volver,
del que resiste, de quien siente en los dedos
el poder de la vida, la fiereza
invencible de nuestra resistencia.
Algunos disfrutan con los golpes.
Algunos creen más en la muerte
que en su vida y creen que los demás
debemos ser tan zombis como ellos.
Nada quedará de sus nombres.
No habrá memoria de la mala gente.
Todo vuelve a empezar
aunque ladren los perros.
Aunque crean que el miedo
que ellos sienten
se nos va a contagiar.




VERSIONES Y (DES) VERSIONES


A Ismael López, @Ismaellg90
por las lecturas y la filología.

No sé si Ahab odiaba a Moby Dick
ni si el viento del Pequod
olía a reminiscencias de Nantuckett
pero cada palabra que logremos salvar de la catástrofe
es un acto de fe insobornable.
Lo más fácil sería no embarcarse
temer la oscuridad del oleaje
y mantener la calma aunque nunca nos calme
la impaciencia. Nos llega siempre la llamada
de un no sé qué que perseguimos
con la vida apostada en el tablero
      aunque dudemos 
                siempre
                                                           de todas nuestras dubitativas sílabas.



EN LA QUIETA PENUMBRA

A Santiago Cerro,
mientras un gorrión canta
y el cielo aún no despierta.

Ahora quisiera escribir un haikú
mas la farola
dibuja un claroscuro
lento e incierto.

No amanece la luz al mismo día
ni un mismo lugar a ser el mismo
vuelve. Todo es tan fugitivo
que todas las respuestas
conducen a preguntas que ya no formulamos.
El tiempo deshecho entre los dedos
aletea con rastros de memoria
entre los restos de los rotos recuerdos.
Escribir un haikú que concentrase
el misterioso aliento
de este instante.


LOS PEDAZOS DEL ESPEJO


A Rebeca Aracil,
por el oxígeno de la resurrección.

Habrá un mañana en el que no escuches
el ruido familiar de los platos fregados
el goteo doloroso de la vida contra el fregadero
igual que se detienen de la máquina de escribir o del piano
las teclas vencidas por las losas.
Habrá un mañana de flores que olviden
lo que cuesta la vida, la terca resistencia necesaria
para que el aire llegue a los pulmones, y por las venas
lata la poesía irreductible
del mar que acuna los espejos.
A veces hace falta que nos rompan las olas en pedazos
para reconstruirnos la liturgia y el credo
de las pequeñas cosas, del pequeño milagro
de abrir los ojos, de ahuyentar a los monstruos,
la ternura nos tiembla entre los dedos,
y sonreír a esos días azules.
El mundo no es lo mismo sin ti.



EL ERROR PERSISTENTE

Si yo no estuviera seguro
de que ni siquiera sabe escribir su propio nombre
pensaría que ha leído a Lorca.

"Zainab"
Elogio del error
Imad Abu Salah


A Rox y Aitana,
por los vuelos pendientes
y el arte compartido


La ilustración de Teo Peiró
de la portada que sostengo
de Elogio del error
mostraba un pájaro muerto,
de plumas azules y pecho amarillo.
Compramos la edición en Besalú.
Editorial Karwán, como quien reconoce
una joya al instante.
Algún tiempo después
mirando al horizonte, azul,
amarillo también, desde Lloret de Mar,
sin saber que a mi abuelo la vida se le iba,
ya se le estaba yendo, yo no sé si él pensó
si era mejor entierro nocturno, igual que si ésas
cosas pudieran percibirse igual que nos despierta
la acuciante llamada del dolor.
Lo que sí recuerdo es aquel vuelo
tranquilo de más de una gaviota
y tú que te acercaste y me dijiste
que tendría que escribir,
igual que describía la gaviota su vuelo,
el legado de la gaviota.
Y sentí, como diría Lorca,
que las cosas que se van no vuelven nunca
y entre el claro gentío de los vientos es inútil quejarse.
Ahora todo es distinto
aunque parezca que todo es lo mismo.
Amanece que no es poco.
Sonríe William Faulkner.
Aunque la brújula vacile sobre el nuevo cuadrante,
aunque la tierra firme esconda tiburones,
nos arrastran las olas del destino
con alas de gaviotas en la mirada.
Las medusas azules y amarillas
desde el fondo del mar meriendan pulpo y raya,
y la vida es tan sólo lo que queda de té,
el poso del sorbito, el efímero rosario
de todos los vuelos que aprehendimos
y el error de todo
lo que nunca intentamos.

Ahora todo lo que llora limpia
el error persistente.



 LOCUTOR Y PRODUCCIÓN: SANTIAGO CERRO, EL GORRIÓN DE LAS ONDAS.


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