Seguidores

domingo, 12 de febrero de 2023

UNA HISTORIA DE ELVILLAR. CAPÍTULO 4 LLEGA EL SAYÓN Y EL MERINO DE LAGUARDIA PARA COBRAR LOS DIEZMOS Y PRIMICIAS.

 ESCUCHA EL AUDIO DE LLEGA EL SAYON Y EL MERINO DE LA GUARDIA...

Haz clic en el recuadro con flecha en la parte superior derecha


UNA HISTORIA DE ELVILLAR

Aventuras y desventuras de un "Villarejo" de la familia García de Santiago.

Autor: Daniel Olano Pérez


A Daniel por su creación y amistad.

Estos hechos comienzan a finales del S. XII y terminan a mediados del S. XIII, en plena Edad Media, y narran la vida de un VILLAREJO nacido en el seno de una familia y en una época, quizás, equivocada.



CAPÍTULO 4

LLEGA EL SAYÓN Y EL MERINO DE LAGUARDIA PARA COBRAR LOS DIEZMOS Y PRIMICIAS


Con el paso de los años la familia de los García se Santiago fue creciendo en edad y en número de hijos y nietos.

Juanillo y Pedrico eran los nietos más zalameros, siempre andaban haciéndole judiadas al abuelo y él disfrutaba con ellos teniéndolos a su lado, hasta que a veces le cansaban y decía:
-Chiguitos... estaisus quietos que si no sus voy a dar con la cachaba...


-¡Pero agüelo... si no tacemos nada!... ¿Verdá que no Pedrico?

-¡Pos claro que no! -Dijo Pedrico.

Y siguió diciendo:

-Además ¿Sabes una cosa?... yo te quiero mucho, agüelo...


El abuelo, cayéndosele la baba, no tenía más remedio que reírse, y al final les decía:

-Venga, decile a la agüela que sus dé un cacho pan y dejaime en paz un rato, que estoy cansau.

Pero aquel día había salido nublau, y el abuelo Pedro no estaba de humor. Venía el Sayón con sus lacayos, acompañado por el Merino de Laguardia y su mesnada para cobrar los diezmos y primicias, y algunas rentas que debía pagar algún que otro labriego de la aldea...


-¿Qué le pasa al agüelo?... ¡hoy no quiere jugar!

Juan, poniendo cara de pocos amigos le iba a contestar, cuando Ysabela, viendo la cara de mala leche que se le estaba poniendo a su marido, le dijo a este:

-¡Cállate tonto! ¿Ya vas ampezar a juramentos?... ¡hala, vete a echar un trago con tu padre!...


Los pastores y labriegos de la aldea, que también pasaban dificultad para pagar los impuestos, se quejaban al Sayón, esgrimiendo como justificación las malas cosechas que habían tenido los dos últimos años, y el hambre que a veces tenían que pasar para poder pagar. Pero el Merino de Laguardia, que no atendía a razones, les decía que, o pagaban con cereales, vino o ganado, o serían desposeídos de sus tierras por orden del Rey y el Obispo de Pamplona.

Al final pagaban todos, menos el señor Sabas y la señá Eustaquia, que era su mujer, los cuales como eran pobres de solemnidad, para vivir tenían que pedir por fuerza.

  


3 comentarios:

Miguel Jaldo Girela dijo...

Magistral Maestro, pero las cosas no han cambiado tanto, el sayón sigue viniendo en nombre de hacienda y de la judicatura

Santi el montador dijo...

Efectivamente Miguel, lo bueno es que nos dicen que Hacienda somos todos... para pagar, por supuesto, poco han cambiado las cosas, excepto de nombres, pero lo que nunca cambió es poder, que sigue siendo el oro de los becerros.

Anónimo dijo...

No conocía yo la palabra sayón. Me ha gustado conocer esta realidad que vivían y que hoy se sigue viviendo en muchos lugares.