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domingo, 19 de febrero de 2023

UNA HISTORIA DE ELVILLAR. CAPÍTULO 5 EL ABUELO PEDRO.

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UNA HISTORIA DE ELVILLAR

Aventuras y desventuras de un "Villarejo" de la familia García de Santiago.

Autor: Daniel Olano Pérez


A Daniel por su creación y amistad.

Estos hechos comienzan a finales del S. XII y terminan a mediados del S. XIII, en plena Edad Media, y narran la vida de un VILLAREJO nacido en el seno de una familia y en una época, quizás, equivocada.



CAPÍTULO 5

EL ABUELO PEDRO


Envueltos en estos menesteres fue pasando el tiempo. El abuelo Pedro, ya no salía al campo, pues se cansaba mucho y no podía con el azadón. Eso sí, todos los días se sentaba, ayudado por su hija Catalina y su bastón, a la entrada de su modesta casa que compartía con los hijos y nietos, acompañado de una buena jarra de vino, un cacho de pan y unas pocas olivas...


La abuela Gertrudis hacía casi un año que había fallecido, y desde entonces el abuelo Pedro no era el mismo. Se sentía solo y muy mayor. Las ganas de vivir se habían ido con su mujer a la cual siempre había querido y respetado, y en su larga vida había aguantado la muerte de una de sus hijas llamada Celestina cuando contaba con doce años de edad, su nuera Josefa y esposa de su hijo Sancho, víctima de un mal parto, a uno de sus hermanos llamado Clemente, a consecuencia de las heridas sufridas durante una trifulca con las huestes castellanas en las inmediaciones del pueblo, que se habían gangrenado, y algunos nietos y nietas que no habían superado ninguno ni tan siquiera los cuatro años...


Hasta que un frío día de aquel invierno que estaba siendo muy duro, el abuelo Pedro se desplomó de repente cuando estaba charlando con su vecino Serapio a la puerta de su casa, en compañía de su sempiterna jarra de vino, y no sé volvió a levantar...


Colocaron velas en los cuatro extremos de la cama donde yacía amortajado el abuelo Pedro, más unos cuantos candiles diseminados por varios puntos de la casa con el fin de ahuyentar las almas del Purgatorio, pues, según sus creencias, ascendían desde la cercanía de los infiernos quedándose escondidas bajo el lecho del difunto, mientras lanzaban alaridos de clemencia y robaban las oraciones dirigidas al interfecto y a Dios todo Poderoso para la salvación de su Alma...


Era a principios del año 1194 cuando esto sucedió. El abuelo Pedro ya tenía 72 años por lo que era considerado uno de los más viejos del lugar....


3 comentarios:

Miguel Jaldo Girela dijo...

Verdaderamente un relato magnífico, muy bien contado, hay que escucharlo para apreciar la historia y aprender de un gran orador

Santi el montador dijo...

Muchas gracias Miguel, merece la pena este trabajo de Daniel que estoy disfrutando un montón en la realización, gracias por ser un fiel a mis audios.

Anónimo dijo...

Uf, este capítulo ha dado hasta miedito con tu locución, Santiago. Que buenas descripciones. Es fantástico este episodio.